Otro de los edificios construidos para las Olimpiadas fue "El Cubo de Agua" por su estructura rectangular, cubierta por unas singulares membranas plásticas poliédricas que permiten el paso de la luz natural y que lo convirtieron en uno de los proyectos estrella de los Juegos Olímpicos.
Esta especie de almohadillas transparentes, al alcance de la mano de cualquier curioso que quiera comprobar su textura mullida, permiten que este espacio arquitectónico esté iluminado al 90 por ciento por luz solar, y consiguen que el agua de la piscina se refleje por el interior de toda la estructura.
Esta especie de almohadillas transparentes, al alcance de la mano de cualquier curioso que quiera comprobar su textura mullida, permiten que este espacio arquitectónico esté iluminado al 90 por ciento por luz solar, y consiguen que el agua de la piscina se refleje por el interior de toda la estructura.
Este asombroso edificio está conformado por cuatro mil burbujas translúcidas llenas de aire dentro de una estructura metálica. El material permite que se filtre la luz solar y que fluya el sonido que hacen los nadadores y clavadistas al ingresar al agua.
Fueron necesarios cuatro años, 6.700 toneladas de acero y 1.300 toneladas de varillas para levantar esta obra, diseñada por el arquitecto australiano John Pauline y construida sobre una superficie de 80.000 metros cuadrados.